Para los incas, este dios de los cielos de 3 metros de largo, era parte de la una de sus tres divinidades sagradas: los otros eran el puma y la serpiente.

El cóndor, el ave voladora viva más grande del mundo, surca día a día casi 400 kilómetros de territorios andinos en busca de animales muertos.

En el emblema patrio de nuestro Chile, esta frente a frente al huemul, su socio representativo de esta larga y estrecha franja de tierra.

Se dice que una vez que los cóndores se sienten viejos, sin energía e inútiles en la vida, suben al pico más alto de la montaña y se quedan tranquilos mirando el horizonte a esperar que la muerte venga por ellos. Una muerte digna de un dios. La muerte digna de un emblema.