Creado en 1975 a los pies del Villarrica por Jorge Medina, artesano de 66 años, este indio Picaroski como solía decirle su tallador, fue inspirado de otra figura fálica Apache con las mismas dotes de su posterior clon chileno.

Tal fama alcanzó este tradicional juguete cara de palo, que se cuenta que en 1990, Dan Quayle, el ex vicepresidente de EE.UU. de ese entonces, cuando visitaba nuestra transición a la democracia, al ver esta atrevida artesanía, no dudó y compró varios de los ejemplares para llevarlos a la mismísima Washington.

Se rumorea que este indio pícaro aún está en uno de los salones de la Casa Blanca justo al lado de la fotografía de Clinton y su secretaria. Vaya embajador que tenemos.